Las mujeres mexicanas tenemos una fuerza que no siempre nos contaron. Nos acostumbramos a sostener a todos, menos a nosotras. A ser para los demás antes que ser para nosotras mismas. Pero llega un momento —y esta obra nació en uno de esos — en que decidimos volver a casa: volver a nuestro cuerpo, a nuestro poder, a nuestra hechicería.
 
Mujer Mexicana es una invitación a mirarnos con ojos nuevos, a reconocernos bellas desde nosotras, no desde lo que el mundo espera o exige. Es una afirmación visual de que nuestro poder no viene de afuera, que no nos define el otro, ni la aprobación, ni el rol. Nuestro poder es interno, silencioso a veces, pero indomable.
 
Esta obra honra lo salvaje, lo intuitivo, lo morado. La sabiduría que no necesita gritar para ser cierta. Pinté esa versión de nosotras que muchas veces dejamos al final de la fila: la que se sabe mágica, la que se cuida, la que se vuelve a elegir. Las mujeres mexicanas podemos transformarnos a nosotras mismas, y ahí —justo ahí— habita nuestro verdadero poder. No el que lucha, sino el que florece. No el que compite, sino el que se reconoce.
 
Mujer Mexicana es para nosotras. Para volver a sentirnos, para volver a consentirnos, para recordar que también merecemos mirarnos al espejo y decir: “soy yo... y estoy hermosa”.
 
45 x 62 x 24 cm
Escultura en resina
2018