Esta obra nace del encuentro. De ese lugar donde lo masculino y lo femenino no se enfrentan,
sino que se abrazan. Suavidad y Carne habla de lo que ocurre cuando dos esencias se reconocen
sin miedo y se permiten entrar en la danza sagrada del dar y recibir.

Aquí exploro la sensualidad como un acto espiritual. No hablo del deseo que busca validación,
sino del que nace desde la presencia plena. En lo voluptuoso de la carne y en la ternura del
contacto hay algo más que cuerpo: hay alma queriendo tocar el alma.
Esta es mi representación de la verdadera unión entre hombre y mujer. No desde el rol ni desde
la expectativa, sino desde la presencia radical. Cuando sí importamos lo mismo. Cuando sí somos
equipo. Cuando no hay jerarquía, ni máscaras, ni miedo de fundirnos uno con el otro. Esta obra es
una afirmación de que el amor maduro, el que honra lo masculino y lo femenino por igual, sí
existe. Y sí puede vivirse en este plano.

Esta pieza es una meditación sobre el equilibrio. Sobre cómo la suavidad puede contener el fuego,
y cómo la fuerza puede volverse caricia. El cuerpo no es solo territorio de placer o de batalla: es
también portal, puente, lenguaje.

“En lo voluptuoso de la carne y la suavidad del contacto, hablo de la sensualidad como algo
espiritual, que va mucho más allá de complacer al ego”.
Pinté este encuentro como quien celebra lo eterno en lo momentáneo. Porque creo que cuando
dos energías se reconocen sin defensa... se abre el cielo.
 
123 x 93 cm
Tirada de colección en papel museográfico
Edición limitada
2019